TRATAMIENTO

El objetivo del tratamiento es garantizar cierta calidad de vida y favorecer la supervivencia.

En primer lugar, habrá que detectar a qué se debe la patología, por ejemplo, si padece una falta de riego, se le someterá a una cirugía de revascularización con angioplastia o bypass, si el paciente es alcohólico, se dejará de beber, etc. Se tendrá que controlar el peso, la ingesta de líquidos, adoptar una dieta baja en sal y conseguir el normopeso.

Para mejorar los síntomas congestivos y rebajar la hinchazón o la congestión pulmonar se administrarán diuréticos. Si la función del corazón está disminuida, para disminuir la fuerza que tiene que hacer el corazón, aumentar el rendimiento y rebajar la tensión arterial se suministrarán fármacos vasodilatadores, como los nitratos o los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y de los receptores IECA y ARA II. También serán necesarios los inhibidores de la aldosterona. Además, los betabloqueantes disminuyen las pulsaciones y garantizan un mejor pronóstico vital.

A los pacientes con fibrilación auricular se les indica la digoxina. En aquellos pacientes que sufren insuficiencia cardiaca sintomática con fracción de eyección reducida, a los que se les ha administrado previamente un tratamiento tipo IECA o ARA II, si persisten los síntomas se les indicará el Sacubitril/Valsartan en combinación con betabloqueantes y antagonistas de la aldosterona. La ivabradina reduce la frecuencia cardiaca y puede resultar beneficiosa en casos determinados.

Por otro lado, en pacientes que a pesar de seguir un correcto tratamiento (pérdida de peso, dieta adecuada…) siguen teniendo síntomas, alteraciones en el electrocardiograma y una escasa función del corazón (<35%) se les implantará dispositivos que garanticen una esperanza de vida adecuada, mejoren síntomas y disminuyan la probabilidad de muerte repentina.

En el caso de que ningún tratamiento sea suficiente para el paciente, se podría plantear el trasplante cardiaco.

Durante todo el tratamiento se deberá vigilar la hipertensión o la diabetes y recuperar el caudal de riesgo sanguíneo.